Despertarse y abrir los ojos y comprobar que otra vez desconoces todo lo que te rodea, un día si otro también. Rutina de reconocimiento y asimilación de las cosas más simples de la vida como, el vaso de agua, el despertador, las zapatillas y la persona que yace a tu lado.
Contemplas el mundo y la vida con ojos nuevos. Devoras la tostada como si nunca antes hubieras comido una, bebes el zumo de naranja con una mueca por no saber si aquello es dulce o ácido. Le Miras y buscas algún rasgo familiar algo que te pueda indicar quien es él.
Te preguntas si tus piernas soportaran el peso de tu cuerpo y compruebas maravillada que si pueden. Notas el contacto de las zapatillas en tus pies y piensas si siempre sientes esa sensación de confort. Contemplas su respiración mientras él aun duerme y te sorprendes de lo hermoso que se ve.
Te Miras en el espejo y no entiendes que la imagen que te de vuelve es la tuya hasta que le ves a él reflejado en el fondo. Ahogas el pánico de no saber si estas en casa, en un hotel o en una mazmorra. Descubres que sabes el significado de esas palabras pero no te evocan nada. Te preguntas si él ayer ya estaba allí o si él también ha aparecido de la nada como todo lo que te rodea.
Te enfrentas a un nuevo día sin saber cuanto durará esta vez y a donde te va a llevar. Descubres tu propia respiración y olor corporal y compruebas que no te devuelve ningún recuerdo. Tragas saliva y notas como baja por la garganta y desaparece. Te angustia saber que vuelves a empezar la partida pero sigues sin saber la reglas, los jugadores ni la tabla. Temes, quieres que el despierte quizás él te ayude averiguar quien eres y que haces aquí, Temes por si él despierta y él tampoco sabe quien eres tú y que haces allí.
Cierras fuertemente los ojos pensando que cuando los abras todo se verá con mayor claridad. Pero lo abres y todo sigue igual, todo es extraño nada te devuelve una emoción, una sensación, un recuerdo al cual aferrarte y continuar. Le tocas, intentas encontrarte en el contacto de su piel con la tuya, pero solo notas su piel.
Quieres gritar pero no sabes si tu cuerpo responderá, quieres huir pero no sabes de qué ni a donde. Notas las mejillas húmedas y tocas tus ojos y contemplas en el espejo el recorrido de tus propias lágrimas. Las pruebas y tampoco sabes si son saladas o agrias. Y él sigue allí, todo sigue allí, tú estas allí pero ¿dónde estas? Y ¿durante cuanto tiempo? Lo miras una vez más pero cada vez te angustia más no saber, lo miras, y está vez él te devuelve la mirada. Tus ojos en los suyos y los suyos en los tuyos pero ni reconoces los suyos ni reconoces los tuyos, y los cierras y respiras profundamente, esperando que cuando los vuelvas abrir ni sus ojos ni los tuyos están allí.
No te ralles,tia.Seguro que el hermoso desconocido te podrá echar una mano.
Posteado por persona - 19 de Abril 2004 a las 11:34 AMUfff! Me has recordado cuando alguna vez me he despertado desorientado, sin saber si era de día o de noche ni cuanto tiempo llevaba dormido...
Angustioso sin duda.
Un beso
Pero estaba o no estaba bueno el pavo?
:p
Me ha encantado. Hay veces que es hermoso estar desorientado/a, tardar en volver a la realidad...
Posteado por Marta - 20 de Abril 2004 a las 08:53 AM