Como querías que te dijera que yo también estuve allí, que pude sentir tu miedo, tu debilidad y tu angustia y no hice nada. Solo mirarte, mirar como el pánico se apoderaba de ti y te reducía a la nada.
Solo mirar, y no porque no pudiera sino porque no pensé en hacer nada. Solo contemplaba al igual que había hecho otras veces con otra gente. Como confesarte que a pesar de ser tú la que se veía aniquilada por el terror no sentí nada diferente que lo que había sentido con otra gente.
Como confesarte que estuve allí y pude haberlo parado todo y no lo hice. Seguí mirando como te consumías, como cedías tu voluntad al miedo, como sufrías y luchabas contra aquella sensación. Ahora sería distinto, me repito una y otra vez, ahora te rescataría en un segundo de aquel dolor, ahora no permitiría que continuaras mirando hacía aquella fuente de pánico y de destrucción. ¿pero si no fuese así? ¿y si volviera a pasar, sería yo capaz de ...? No te lo confesé porque supongo que sería como reconocer que aunque en mis manos estaban todos los medios para apartar de ti aquel terror, no lo hice, porque yo soy....yo soy el origen de tu terror.