Tic tac tic tac hacía esta mañana mi cafetera. Mientras el despertador zozobraba una especie de liquidillo que he negado a beberme, a pesar de oler a café expresso del bueno.
La ducha iba bien si ir bien es echar tres chorros potentes de agua fría y un hilillo de agua caliente. Después de ver tantas películas de miedo de adolescentes ni siquiera he probado a acercarme al secador. A pesar que es muy bonito. No suelo usarlo, pero queda también en la repisa. Soy alergica a las flores por lo que me estoy planteando poner secadores en todos los jarrones de mi casa. Por supuesto los regaría cada día y les cambiaría la tierra cada tres meses.
Quería hacerme un señor desayuno. Pero me ha salido un desayuno mindundis. El microondas que me sintonizaba radio-olé a penas me ha calentado la leche de soja. Y la sandwichera se ha puesto farruquita y ha salido a toda hostia en el coche del de abajo.
Así que hoy viendo que los electrodomésticos y los Normandos se había aliado contra mí he decidido ponerme la Ds y desconectarme hasta que llegará la hora exacta de currar. Por cierto, ¿sabían que la Ds no es una apéndice de mi cuerpo sino un electrodoméstico? Yo ahora si.