Todo principio tiene un fin. Excepto el lacico ese que hacía en las clases de mates, si, ¿cómo se llamaba? El infinito.
El lacico se libró de principios y parece que se librará de finales. Así que creo que voy a declarar al lacico insumiso. Lo iba a declarar objetor de conciencia, pero la conciencia tiene muchos principios. Así que a partir de ahora para mi el infinito es insumiso. Y si el infinito es insumiso lo finito es sumiso. Por lo cual el papel de fumar, las bases de pizzas, el vino y las compresas son sumisos. Y si son sumisos, me obedecerán. AHA! Voy a montar un ejercito de cosas inútiles. ¡EJERCITOS DEL MUNDO TEMBLAD!