Buenos días, Gabriel
¿Podrías hacerme el favor de enviarme un hígado? Ya que como tú te has quedado mi corazón, creí que lo lógico y lo justo, es que tú me des otro órgano para compensarlo.
Primero había pensado en un pulmón. Pero he de confesar que ya tengo dos. Y un tercero sería quizás pecar de avariciosa. Y aunque como tu mismo me has confesado mi corazón es de oro, no creo que debamos llevarlo tan lejos. Así que un hígado, creo que estaría bien.
Sin más dilaciones, se despide atentamente tuya, una mujer sin corazón
<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 17 de Diciembre 2007 a las 12:56 AM