El otro día hablando de cosas banales como las hipotecas, el cáncer, la delincuencia y el número pi caí en la cuenta de una cosa. En verdad dos. La primera fue que me apetecía mucho cenar guacamole y quesada. Y la segunda es que tengo los medios, los conocimientos para perpetrar un atentado bioterrorista.
No, no me refiero a mis calcetines. Me refiero a que hice una lista mental de a lo que se dedican amigos y más cercanos. Y coño que cumplo todos los requisitos para que Bauer me tenga en su punto de mira. Menos el hecho de ser una rubia, tonta e insulsa, claro.
La chica hurón trabaja en un laboratorio donde hacen estudios (experimentos) de todo tipo con el ADN.
La chica del cine trabaja en aguas de Barcelona.
El chico con nombre de expresidente se dedica a la logística.
Celularman hace estudios de mercado, con lo que tiene acceso a una cantidad de datos que están protegidos por la ley de protección de datos.
El asesor informático familiar odia el queso.
Mi ex-esteticien es ahora mosso desquadra.
Conozco una tía que puede expedirme un certificado de enajenar B12 en un periquete.
Tengo tratos comerciales a diario con un país árabe.
Y todos los que se graduaron en mi año en mi facultad estudiaron derecho.
Realmente vivimos en mundo lleno de oportunidades desaprovechadas.