Tenía que ser una noche aburrida de viernes. Me lo había autoimpuesto, lo juro. Me iba a quedar en casita haciendo todas esas tareas que he ido aplazando, porque me dan una pereza tremenda. Tremenda no es un adjetivo que deba ir con pereza.
Lo tenía planeado, pondría una película oriental de esas con mucho golpes y poco guión. Sacaría la tabla de planchar y me pondría a planchar mientras veía como el chino de turno repartía mamporros a diestro y siniestro.
Había escogido ese viernes porqué sabía que estaría sola en casa. A lo maculkiculkin pero sin un Michael Jackson pululando por ahí.
Después pondría algo de anime japonés y me pondría a ordenar la habitación, en algún lugar de la casa está mi habitación, al menos estaba cuando entré a vivir.
Y cuando ya estuviera hasta los cojones de hacer de mujer-fregona. Me haría una shysha y me iría a la cama.
Los últimos fines de semana han sido algo destructivos, para mi hígado. Qué no me quejo oigan, pero mis riñones están saturadísimos y amenazan con hacer un piquete en el momento más inesperado.
Ayer a las 23.00 estaba en camiseta interior y bragas por la casa (hecha toda una guarra) planchando mi última camisa y de repente... venga solo una cerveza, venga que a las dos ya estarás en casa, que hace mucho que no quedamos, una cerveza y Carles te recoge y te lleva a casa en coche, venga, que nos tenemos que poner al día de todos los cuchicheos, venga que invito yo
al siguiente venga estaba bajando las escaleras del portal.
La ropa está lavada y planchada, mi hígado ha pedido excedencia y sigo sin encontrar mi habitación, pero ahora debería decir algo que justificara haber abandonado mis tareas.
Si esto tuviera imágenes ahora saldría la típica bola de heno que cruza el pueblo en los westerns. Se oiría un grillo y quizás una señora ahogaría un grito con la mano y metería un lindo querubín dentro del colmado. Mientras el cámara, emulando al gran Valerio Lazarof, haría un intercambio de planos de los dos individuos a punto de batirse en duelo.
Me encanta que los planes salgan bien.
Frases de la noche:
- Si no quieres tomarte una cerveza te puedes pedir un cacaolat como Carles.
- me niego a entrar en un bar a las 12 de la noche y pedir un cacaolat, soy Española, ¡coño! Eh, tú, camarero, joder! Una de bravas y me pones una estrella.
- Pero apio, a ti no te gusta la estrella.
- Tienes razón, me había metido demasiado en el papel. Borra lo de las bravas y la estrella y apúntame un poleo-menta y una tostada.
- ¿Adivina qué?
- Lady di morirá en un trágico accidente de Coche.
- Helena, eso ya ha pasado.
- ¡Soy la polla!
- ¡mierda guiris!
- No blasfemes, son el pan de muchas mujeres que no desean pasarse la noche hablando con un chico.
- Ostras, eras tú.
- ¿qué?
- Carles, esta era la amiga que le pirraban los erasmus.
- ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! Eso era antes. Ahora he madurado, también me gustan los ejecutivos en viaje de negocios.
- Cuando decías que vivías donde Cristo perdió el Zippo pensaba que vivías lejos, pero hace 20 minutos que pasamos lejos y aún no veo tu casa.
- ¿Sabes qué, Carles? tú amiga me cae de putísima madre.
- No es mi amiga, es TU amiga.
- Joder, que bajo he caído.
- ¿Sabes qué, Helena? tú amiga me cae de putísima madre.
- No es mi amiga, es MI NOVIO.
- Joder, córtate el pelo, ¡hippy!.
- ¿Sabes qué, apio? tú amiga me cae de putísima madre.
- No es mi amiga, es Luke Skywalker disfrazado de Startrooper, no ves lo bajito.
- Joder, cásate conmigo.
- ¿tienes chuches?
- No.
- Lo nuestro es imposible.
- ¿Por qué no tengo chuches?
- No, analiza tus sentimientos
- ¡Dios mío! ¡Papá!
- ¡Diós mío!, ¡hombre de hojalata!