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31 de Marzo 2008

Experiencia Lusitana

No se lo digan a nadie, pero acabo de llegar de Lisboa. He aprovechado las vacaciones de Pascua para meterme un pedazo de viaje al país de aquí al lado. Ya saben, ese, el que no es ni Francia, ni Andorra. No Marruecos tampoco, que ya estuve. Me refiero a Portugal. Puse el contestador y posteador automático para que nadie supiera que me había ido. Incluso le pedí a la compañera Isleña de piso que recogiera las plantas, subiera los post, regara las tortugas y diera de comer al correo. Lo hizo todo al revés.

Día uno: “ya no hay día uno”. Solo hay medio día uno. Perdemos el vuelo. Llantos, ataques de rabia, frustraciones y yo tan ricamente disfrutando de la vida aeropuertil.

Noche uno: Las copas son baratas, muy baratas, demasiado baratas. Los portugueses bebiendo no tienen aguanten. Me declaran la Masiel de Sesimbra.

Día dos: “¿eso de ahí es un gato?” Gatos por todas partes, a todos les gustan los gatos, todos tuenen gatos, los gatos tienen todo sus pelos y yo soy alérgica a todos y cada uno de sus pelos. El caso de Mari Luz en las noticias cada dos por tres. Y me engancho a una telenovela Portuguesa de las de todas la vida. Muertos que vuelve del más allá para vengarse. Hijos secretos, amantes trepas. Secretos familiares. Asesinatos, Incestos. Y sobretodo actores y actrices sobreactuados. “La Otra” se llama y pienso verla por el youtube o bajármela porque estoy enganchadísima.

Día dos, bis: “Esa puerta, que hay corriente”. Me llevan a un peñasco donde hay una pequeña hermita. Parta que disfrute del clima Atlántico y de sus vistas. Pero alguien se olvidó de cerrar la puerta y allí había una corriente que nos llevaba. Literalmente me tiró al suelo. Se dice, se comenta que allí la virgen montada en una burra pasó por allí en peregrinaje o porque quería tomar un poco de aire, yo que se. El hecho que hay una huella del tamaño de Oklahoma que dicen que es una huella de la burra. O la burra no era tal burra si no más bien una tiranosauros rex, o la Virgen María se había pasado con los pastelitos de belén.

Día tres: “¿cómo que está cerrado?” Si señores los lunes está casi todo cerrado, ¡ah! y los lunes no son lunes son segunda feria. Los lusos tienen una forma de denominar los días de la semana. Empiezan con la segunda feria que es el lunes. Supongo que si les sale bien la segunda feria se planteen de poner una primera feria. Los martes son tercera feria, los miércoles son la cuarta feria ¿he de proseguir o lo han captado? Les tomaré por inteligentes (estoy vaga) y entenderé que lo han captado. Pero cuando le has cogido carrerilla a estos de las ferias, resultan que vienen el sábado que es sábado y el domingo que es domingo. Hay cosas que nunca cambian.

Día cuatro: “¿y ahora se pone a llover? Venga no me jodas” El día se pasó haciendo el capullo ahora llueve ahora hace sol, ahora soy del Sporting a hora del Benfica. Ahora voy en metro ahora voy en tranvía. Ahora veo un accidente, ahora veo otro. ¿Eso de ahí no es la vía por donde pasa nuestro tranvía? ¿y que hace ahí en medio ese coche?
Tarde Cuatro: “alicátame ese estadio” El estadio del Sporting es precioso, los seguidores del Benfica dice que parece un “cuarto de baño” porque está todo cubierto de azulejos de colorines. ¿Qué dirían del parque Güell? A mi me pareció precioso. Acabé comprándome la camiseta de Moutinho y haciéndome unas 500 fotos. Después de ese éxtasis azulejero (de azulejo no de azul, que el sporting va de verde y blanco, como el betis) fui al museo del azulejo. Que era como estar en casa de la Presley pero más cultural y tal. Y para rematar la jugada fuimos a la Expo, no la de Sevilla sino la que hicieron en Lisboa hace cacho, que han aprovechado las infraestructuras para hacer cosa chachis y demás con las que sacar pasta. Hay un casino. Eso solo es un dato que dejo caer, no tuvo nada que ver con mi visita, lo mío era del palo cultural.

Día cinco: “Los castillos, las fortalezas, las catedrales, los centros comerciales de la hostia y turistas españoles” Fuimos a ver un castillo que está en to lo alto de Lisboa. Por lo de las vistas y tal. Y sorpresa allí había vistas y Españoles viendo esas vistas. Después fuimos a la torre de Belén. Y allí había la torre y Españoles viendo la torre. Fuimos de nuevo a la catedral y allí estaba cristo (bueno Cristo, Cristo…pero habían un montón de retratos de él o de Rasputing eso no me quedó claro) y un montón de españoles haciendo fotos a la casa del Señor, del señor Cristo, creo.
Los Portugueses no creen el el pequeño colmado, ellos aprovechan la más mínima para montarte un centro comercial grande de la hostia. Y hay para dar y vender. Se podría decir que cada 4 metros hay uno. Pero eso son los abres. Me sentí como en casa. Pero tiene un montón de mega-centros comerciales, que son ciudades en si, con calles, avenidas y policía propia. Aún no entiendo como teniendo un salario base de 450 euros (y allí la mayoría es lo que cobran) tengan tantísimos centros comerciales con las marcas más pijas del mundo. ¡Y si! hay un corteinglés.

Día seis: “¿en serio que es greve?” Vaga de transportes en portugués se dice “greve” de transportes. ¿Qué como lo sé? Porque viví una. Eso es. Vamos a la mar y se seca. Si me preguntan como es Lisboa, le diré que es como la Habana, llena de negros, comunistas y edificios y transportes viejos. Y a mi me sirvieron un mohito.

Día siete: “me lo imachinava més gran” Soy yo un rey y me hago una peazo chabola que se caga la perra. Pero fuimos Sintra o Cintra o Cynthia o Cindria o un lugar que la UNESCO lo ha declarado chachi-guay. Allí había un castillo moruno (como los pinchitos pero con piedras grandotas) , unos jardines de la hostia con un polen de la hostia y con un choque anafiláctico de la hostia. Allí también visitamos el palacio de la Pena. Si los fados son tristes porque los palacios no pueden dar penica. Lo recomiendo es bonito y aprendes un montón de cosas. Pero eso sí por muy monasterio que fuera antes, a mi no me sacan de mis trece esa habitación era de protección oficial y no real.

Noche siete: De concierto. Los jóvenes lisboetas me invitan a un concierto en un cabaret. Lo cierto es que como ellos me repetían hasta la saciedad que “no falaban bien español” y yo les contestaba que “ningún problema que yo si que lo hablaba bien” creo que no acabé de empanarme mucho sobre a donde me llevaban y lo que iba a ver. Pero diga lo que digan ellos eran unos viejunos que cantaban al estilo Peter Sellers, los Berzas o Azúcarillo Kinas. Letras graciosillas sobre música muy conocida de otros autores. Eso no quita que gente joven estuvieran cantando y disfrutando del espectáculo de aquellos veijunos. Yo también lo hice, el espectáculo era divertido. Y si había una garota en pelotas.


Día ocho: “acelerando” Compras de ultimísima hora, despedida de los dulces, más españoles. Somos una plaga bíblica. Y por supuesto volvimos a llegar al aeropuerto con el tiempo en el culo. Entre horas de menos, cambios horarios y pitos y flautas, me han quitado 2 o 3 horas de mi vida. Soy inmortalinha.


<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 31 de Marzo 2008 a las 02:29 AM


Comentarios: Experiencia Lusitana

¿Cuántas toallas se ha comprado?

Posteado por Jake - 31 de Marzo 2008 a las 10:44 AM

6

Posteado por apio - 31 de Marzo 2008 a las 11:26 AM

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