Y no olviden supermineralizarse y supervitaminarse.
El otro día me decidí, me armé de valor y entré en una herboristería. Después de hacer la típica broma de me pone unos petas. En las situaciones tensas me da por soltar polleces.
Comencé a pasearme por la botica de la abuela, la abuela medio loca del pueblo que todos dicen que en medio bruja a parte de saber mucho de hierbas. Vaya como David.
Que desilusión de las trastienda no salió ni un venerable anciono chino, ni una bruja, ni Txumari Alfaro, ni Johny Deep vestido de pirata. ¡¿que?! La esperanza es lo penúltimo que se pierde.
De la trastienda solo salió una tía, que ni pintas de hippie ni nada, con voz apagada que me preguntó que buscaba. Estuve de estas, de no soltarle otra pollez. Estoy en una herboristería buscando láminas de acero, no te jode. Pero con la bromica de los porros, me di por satisfecha. Después de forzar una sonrisa (¡joder! no era tan mala la broma, seguro que se la hacen a diario) me volvió a preguntar ¿qué que quería?. Por lo visto algo para el oído, porque debo de tener pinta de sorda. La primera vez ya la había oído.
Le pedí lo que buscaba, me sacó un montón de hierbajos, y después de decirle que a mi las infusiones como que no. Que sino tenía pastis que pasaba y volvía a mis redbulls, cafés, cocacolas y pellizcos. Al fin me saco unas pildoricas molonas. Hoy me he tomado la primera, ¡y tengo sueño! ¿Dónde quedaron los remedios milagrosos? ¿Y Johny Deep de pirata?