Según el DNI de mi madre hoy es su cumpleaños. Aunque podría ser cualquier día de la segunda quincena de mayo. Mi abuela solo sabe que el día en que nació la madre que me parió estaban quitando las paradas de las fiestas del patrón del pueblo.
Y después la gente se extraña que escogiera celebrar mi santo el día que mejor nos iba a todos. Si mi abuelo decidió inscribir a mi madre cuando le vino bien, que en mayo iban de trabajo hasta el culo y con las fiestas del pueblo se le había ajuntado mucha faena.
Con lo sencillo que hubiera sido echarle una miradica al almanaque. Pero mis abuelos eran tan humildes que ni almanque ¡oigan! Bueno, si tenían. Tenían uno que le regalaron cuando se casaron, pero lo tenían bien guardado para poder dejar algo a sus descendientes en herencia.
Años más tarde, el almanaque fue utilizado para confeccionar los vestidos de primera comunión de mi madre y tíos. Y esa, y el hecho que en casa no somos de ceremonias religiosas, es la razón porque nadie en mi casa haya hecho la comunión. Y que mi madre tenga cientos de calendarios desperdigados por los cientos de bolsos que algún día dejará a sus descendientes de herencia.
¡Felicidades mami-guapi!
Lo sé, no te merecemos.