Estaba pitufando por la fortaleza cuando un imponente corcel se detuvo ante mí. Por una extraña razón yo iba vestida como la cantante de evanescense. Y eso me daba escalofríos.
El hecho que tres segundos antes estuviera partiendo en dos a una mansalva de aparejadores con mi hacha de doble filo, ahora era totalmente banal. No me gustaban esas vestimentas, yo quería mi camisola roja fresquita. Y no esas mierdas de ropas góticas. Estamos en verano leñe, ¡y quería mis menorquinas y mi camisola!
El cabreo fue tal, que ignoré por completo al corcel ¡y ah si! A Johnny Deep. ¿No había mencionado que quien iba encima era Jack Sparrow? El hecho es que cojo tremendo rebote y me comienzo a despelotar. No es la primera vez que Johnny Deep me ve despelotarme n mis sueños. Así que continué con lo mío.
Al fin me quedé en pelota picada, pero en vez de ponerme a por faena con mi piratón, mi cabreo iba in creccendo. De repente en mis manos apareció una preciosa guitarra eléctrica y me puse hacer un solo de guitarra de los que se caga la perra. Cuando hube acabado de la fardada universal, la guitarra se volvió a convertir en una hacha y continué rajando aparejadores.
Creo que ayer mi sistema onírico sufrió una interferencia, deben de estar ajustando la interfaz o algo, por eso duermo tan poco y sueño cosas tan raras. Mira que ignorar al pobre Johnny. Es imperdonable.