Al fin se acabaron las fiestas. No me mal interpreten que está bien no ir al curre durante unos días. Pero a mi me estresan las fiestas familiares. Sobretodo porque suelo enfermar, castigar a mi hígado maligno y engordar varias toneladas.
Y a la pregunta que todos me hicieron ayer a pesar de mis veintisiete tacos (ya he asumido mi edad, me ha costado, pero ya está) de si este año me he portado bien. Solo decir, que es una pregunta gilipollas. No por ser una persona adulta, sino porque ayer era día 6, y en seis días me lo ponen un poco justo para ser buena o mala. Joder, vale que trabajo bien bajo presión. Pero quizás es un poco precipitado jugarme mi comportamiento en los 6 primeros días del año. Teniendo en cuenta que el primer día me lo suelo pasar, bebiendo, rujando, semiinconsciente, arrastrándome, durmiendo...no es que me dejen mucho para los 5 siguientes días. Que suelo mantener un comportamiento catatónico ejemplar. Así, que después de contar hasta diez y recordar que en la carrera me dijeron que el asesinato era delito (¿o era phoskito?), contesté unas 7 veces: Este año he sido resacosamente-buena.