Últimamente tengo el chungo subido. Lo sé y no me preocupa. La gente le encanta mi personalidad arrolladora. ¿Y sino? ¡Que les jodan!, a mi me mola. Encantada de haberme conocido.
El otro día me tocó acompañar a unas compañeras de curro de tiendas. Yo supuse que hablaban de ir a la FNAC, pero no se referían al resto del centro comercial. HORROR.
Cuando ya llevábamos 7 tiendas, ¡si, las conté! Entré en cortocircuito. Estaba en DEFCON UNO. Y no veía ningún juego de tres en raya cerca. Así que cuando la dependienta (me sabe ahora mal por ella, lo cierto es que no, no mucho) me preguntó por segunda vez si podía ayudarnos les solté "ellas solo vienen a mirar, no tienen intención alguna de comprar y yo solo soy la gilipollas que las acompaña como un perrito, gracias". Si creen que por acabar las frases con gracias eso los convierte en educados, están tan equivocados como yo.
¡Y señores no compraron nada! 3 horas de mamoneo y no compraron ni una triste caja de chicles. Y después se escandalizan porque sea tan chunga. Pero si yo soy dulce cual la miel, pero es que cosas así crisparían a cualquiera. Ya me gustará a mí ver a Gandhi en mi misma situación, ahora mismo se le conocería como Gandhi el aniquilador de Delhi. También he descubierto que hay gente que no entiende la ironía, ya que cuando me preguntaron ¿te has rallado? Y yo les dije "no, que va" sonrieron y continuaron entrando en otras tiendas. Quiero pensar que no entienden la ironía, de mi respuesta porque como si la hubieran entendido, entonces son unas grandes hijas de putas.
Y es por eso que a los hombres no nos gusta acompañar a las mujeres a comprar...
Posteado por Diverso - 2 de Abril 2009 a las 08:29 PM