Vale, he de dejar de escribir en mi propio blog.
A raíz de los últimos post, lo achacáremos al síndrome premenstrual (no sé, soy tía, eso ya debería valerles ¿no?) he tenido que aclarar cosas. Cosa que a mí me gusta tanto como clavarme astillas en las uñas mientras oigo a un hiphopero cantando algo de Juanito Valderrama. ¡Vaya que me fascina!
Para los imbéciles: estaba siendo sarcástica.
Para los de la ESO: que es mentira, que me jode.
- oye, ¿cómo llevas lo de "J"?
- esto no me está pasando.
- Bueno, si necesitas hablar, ya sabes
- Sí, si, eres mi amiga, bla bla bla, y algo de un hombro, ya me lo conozco, ahórratelo.
- En serio, no tienes porque hacerte la dura. Sé que lo estás pasando mal.
- ¿en serio?
- Sí, se te nota.
- Debe de ser el estreñimiento crónico, porque sigo siendo igual de dulce que siempre, ¡perra!
- Pero es que cuando yo lo dejé con mi ex, estuviste ahí, ya sabes y bueno, que sepas que también puedes contar conmigo.
- Eso era porque me la sudaba lo que sintieras, yo solo ponía cara triste y asentía con la cabeza. Ya sabes, mi táctica "perro de salpicadero".
- Eso es una coraza
- No, eso no es una coraza, eso es un muñequito que se pone detrás de los coches y que mueve la cabeza gracias a una especie de muelles y al movimiento del coche.. Mira lo diré por última vez. Estoy bien. No me pasa nada y no quiero llorar sobre ningún hombro. Agradezco tu patético gesto, pero que te den, estoy trabajando.
- ¿nos vemos este viernes?
- No, he quedado con "J". Mejor el próximo.
- ¿con "J"?
- Si con "J" ¿pasa algo?
- Ese tío no te conviene, es un mierda, joder ¿en qué piensas?
- ¡pero si solo lo viste una vez!. Sabes que te llamo otro día ¿eh? El día que se me muera el geranio, haber si echo unas lagrimas, anda.
- Te llamo yo mañana
- Haz lo que te de la gana
- Hasta mañana.
- Hasta mañana.
Ahora en serio, agradezco los toques de M y de L de los últimos días. Pero ya hace meses que lo dejamos, así que por favor dejad que el muerto se pudra en paz. Tengo otras preocupaciones mucho más importantes, ahora mismo, en la cabeza, para ir jugando a Julietas sin Romeos. Lo digo en serio. Pasemos de página todos. Sé que os encantaría ayudarme a pasar el mal trago, pero es que ¡no hay mal trago!. Lo lamento, os prometo que la próxima vez, me partirán el corazón y me dejarán tan hecha mierda que tendréis que poneros hombreras para que pueda llorar, pero esta vez ¿lo dejamos estar?, venga, por favor.