Al final te acabas acostumbrado y todo. Al principio lo llevaba realmente mal. Eso de que la siguieran a todas las partes. Que escucharan todas sus conversaciones. ¡Todas! Des de las más intimas con su pareja o familia hasta las más banales con la cajera de supermercado de la esquina. Pero con los meses, se había acostumbrado, a veces, incluso se le olvidaba. Y en las últimas semanas incluso, había empezado a bajarles un poco de gazpacho a los chicos de la furgoneta. Todo el día, con la solana, y ahí metidos. Y total para oír cuatro gilipolleces sobre lo perdida que va Marta, lo impuntual que es Juan o como le saca de quicio la madre Juan. ¡Pobres! Que mierda de trabajo. Bueno quizás alguno de ellos fuera un vouyer de esos que se masturban mientras miran con unos prismáticos a su vecina mientras ésta se desviste enfrente de un gran ventanal sin cortinas. Pero se veían tan normales, uno de ellos incluso le recordaba a su hermano Carlos. Un poco más mayor que Carlos, claro, Carlos aún estaba en la secundaría, pero sin duda Carlos de mayor sería un tipo como aquel. Vaya un desastre pero un desastre adorable.
Juan se había cabreado bastante la primera vez que ella había bajado para invitarles a un poco de pastel. Había sido su cumpleaños y habían oído y visto toda la fiesta, pero sin poder estar en ella. Además había sobrado mucho pastel. Hubiera sido un desperdicio tirarlo.
Así que aquella tarde en vez de hacer gazpacho para dos, como llevaba haciendo los seis últimos veranos, hizo gazpacho para cinco. Y no es por nada, esta vez le había quedado realmente bueno, a la altura del de su madre, se dijo a si misma satisfecha. Y Juan ya no apreciaba el hecho que ella hiciera gazpacho, simplemente iba a la nevera y lo engullía. En cambio, los chicos la llenaban de cumplidos y aquello siempre resultaba bien para el ego. Ya me machacan demasiado en el curro y en casa, esta bien oír cosas buenas de vez en cuando.
Mientras bajaba por el ascensor con la jarra, iba pensando "sé que no debería contactar con ellos, pero hace tanto calor para estar metidos allí, como sardinas en conserva" se arreglo el pelo y picó en la furgoneta.