Antes no me gustaba equivocarme. Recientemente he descubierto que ciertos errores pueden resultar provechosos. Cómo me jode darle la razón al estirado de Thorndike.
Y no me refiero a los errores de los otros, sino a los propios. Lo sé, a mí también me parece increíble: Apio equivocándose. Pero ya les he dicho que ha resultado provechoso.
Y si chicas, la primera vez duele, pero el gustazo que viene después hace que valga la pena, equivocarse.