Y volvió a darme el ataque de pánico. Está vez fue en la Decathlon. Esta vez solo tuvo preguntarme que bañador se compraba y salir yo corriendo.
¿Pero quién soy yo? ¡Su madre! ¿Qué tipo de pregunta es esa?.
"¿Qué bañador me compró?" ¡Pero que se ha creído! Acaso, le he preguntado yo alguna vez ¡que coño debo comprarme! ¡No! Nunca.
Por supuesto, una vez el ataque de pánico pasó, me sentí fatal. Por la mierda de ataque, salí corriendo y no me compré las zapatillas. Así que ahora he de volver a ir a comprar. ¡Ah si! E inventarme una buena excusa por la desbandada.
Otra tarde perdida por su culpa.