- ¡tía, que has ligado!.
- ¿perdón? "tía que has ligado" que somos putas criajas de catorce años.
- no me cambies de tema. Acabas de ligar con el camarero.
- déjalo.
- venga, y es guapo, porque no le dices algo.
- vale. (dirigiéndose al camarero) ¡ey! ¿Me pones... otra birra? gracias... (de nuevo a la amiga tocacojones) ¿Contenta?
- no sé porque eres así. Parece muy simpático y está claro que le gustas.
- está trabajando, vive de las propinas. Y debe opinar, lo mismo que tú, que estoy necesitada. Ni he ligado, ni ocho cuartos. Y ahora haz el puto favor de regresar a tu puta edad y hablarme de estrías, celulitis o demás gilipolleces de las que habláis las tías de treinta y muchos.
Odio a las tías con parejas de toda la vida. Ven tórridas pasiones en cada esquina. Vale cuando vas por el Rabal, si que quizás hay tórridas pasiones en cada esquina, pero son tórridas pasiones remuneradas. Y sobretodo las odio por que cuando se ponen rollo Corin Tellado o Casamenteras (que no Sacamantecas) te dan la noche a ti y al camarero de turno.
Eso sí, la última birra nos salió por la patilla, y no paro de repetirles que fue todo para que nos fuéramos de una puta vez.
-
<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 16 de Junio 2010 a las 02:38 PM