Hoy no estoy en modo zombi, hoy estoy en modo mineral.
Soy un pedrusco.
Menos mal que lo más duro ya ha pasado y hoy me puedo permitir, mineralizarme un poco.
Y no, no es la lluvia. ¡Yo soy inoxidable!.
Solo es que me he levantado más cansada que me acosté.
A noche volví a soñar que era una patinadora-luchadora ,de esas que salían en las pelis ochenteras, que se gana la vida como camarera-patinadora en un bar de carretera. A la vez que va a la universidad por la noche para llegar algún día ser trabajadora social o cualquier pollada por el estilo.
Por supuesto, en el sueño salían orangutanes, nyus, llamas, zarigüeyas y lémures. Y por alguna extraña razón, Bertín Osborne con un plato de jamón en la mano y hablando cordialmente con Gene Simmons. El jamón tenía muy buena pinta. Al final como la mayoría de sueños (y series americanas) todo se lía mucho y acabo siendo la primera patinadora coja que gana una medalla olímpica en judo. Eso sí, la carrera no la acabo por que me acabo casando con el hijo de Gene Simmons y nos fugamos con su fortuna y el plato de jamón de Bertín a Hawai.
Vaya, ya saben, el típico sueño recurrente que te deja agotada.