- (L) y en uno días empezará el ...
- (P) no, no, no lo digas
- (L)¿Qué no diga el que?
- (P) La palabra con O
- (L)¿la palabra con o? te refieres a Oto...
- (P)¡NO, NO, NO, ni se te ocurra! No lo digas.
- (L) Otoño
- (a) (a grito pelado desde la apio-cueva) ¡TÓCAME EL COÑO!
Los Peláez han vuelto de vacaciones. Y en contra toda las estadística que dicen que la mayoría de separaciones se dan después de las vacaciones, los Peláez parecen más unidos que nunca.
Ayer, sin ir más lejos, en el breve lapso de 6 horas los oí fornicar (me gusta el verbo fornicar, también me gusta como suena) a grito "peláez" (de ahí su sobrenombre) unas ocho veces. Y claro no sé si preocuparme más por el estado de sus cuerdas vocales o por el de sus genitales. Admirable, señores.
Mi amigo que estaba ayudándome con unos quehaceres decía que se sentía violentado ante tanto griterío así que encendió la tele. Por mala suerte fue a parar al programa de Jorge Javier y claro apagó la tele. Ese griterío si que era violento.
Como le decía a mi amigo. "Son gritos de amor, ¿no es bonito? Dos personas dándose placer de esa manera, eso si que es digno de admiración ¿no?".
Pero con el paso de las horas nos empezó a doler la cabeza y con ello nos entró la mala hostia. Y como interrumpir en momentos así, jode mucho, mi amigo decidió emigrar y que dejáramos el trabajo para otro día que mis vecinos no estuvieran tan efusivos.
¿Qué se supone? ¿Qué he de subir a casa de mis vecinos y preguntarle por su Schedule follatil? Que yo lo haría encantada, pero eso va contra mi política de no hablar ni intercambiar miradas con los vecinos. Así que el trabajo habrá que acabarse en casa del amigo. Y mi piso ha sido bautizado como la casa de los alaridos. ¡Que no es mi piso! ¡Que es el de arriba! Como ya le dije a mi amigo, ya me gustaría a mi que fuera la mía.