Ande, ande, ande, la Marimorena, ande, ande, ande que está noche es buena.
Si damas y caballeros, Hoy a las siete de la mañana me he levantado berreando tan dulce y delicado villancico con una aterciopelada voz ronca de acabada de levantar. Me he puesto un bonito vestidito de encaje negro y me he ido a trabajar con una sonrisa de par en par.
Si eso no es espíritu Navideño, yo ya no sé que coño es.