Esto no es lo que parece, esto, yo puedo explicárselo, señoría.
Al principio de ir al gimnasio chachiguay se me acercó una monitora y quiso darme unos consejillos sobre como utilizar las máquinas. He de aclarar que yo llevaba los cascos puestos. Y no porque la música del gimnasio sea una auténtica mierda. Que lo es. Sino porque así me ahorro hablar con el monitor/a de turno/a.
Pero la monitora en cuestión (a partir de ahora mi archienemiga) se me acercó y me hizo la indicación que me quitara los auriculares.
- Estás mal colocada.
- Esto es una bici, yo suelo sentarme en el sillín y poner los pies en los pedales, poco ortodoxo, quizás, pero me funciona.
- Debes meter la columna cervical y sacar al columna dorsal para que descanse la columna lumbar.
- Vale, pero es que yo solo tengo una columna y es vertebral.
- Ves (¡y me tocó, oigan! ¡Tarjeta, arbitro! Quiero repetición de la jugada a cámara lenta y en pantalla cara) las escápulas no deben salir.
- ¿Qué no salgan las Escápulas? Pues habla con sus padres y que no les dejen salir.
- Las escápulas, ves están salidas (y vuelve a tocarme, la que estaba salida era ella claramente, dos amarillas y eso es expulsión).
- Eso que tocas son mis paletillas y no se alegran de verte.
- Con una mejor postura evitarás lesiones y ejercerás correctamente los músculos.
- No problem, no he venido a ejercer músculos ni a mejorar posturas. He venido a quemar grasa y por ahora no huelo a pollo frito, así que yo continuo a lo mío.
Se ve que pilló la indirecta porque des de entonces que no me dice nada de mis posturas. Y continúo haciendo lo que me sale los huevos cuando me sale los huevos, que para algo soy yo la que paga el gimnasio y no ella. Y cuando creí que había logrado la paz el viernes pasado se me acercó un monitor y volvimos a tener una "amena" charla.