Claro que sí, me voy a poner el mandil (delantal) y voy a hornear unas galletitas, mientras las galletitas se hacen prepararé un rico ponche casero y haré pequeños canapés que serán el deleite de mis invitados. Todo esto mientras voy vestida como una pin-up de los 50.
Hay gente muy, pero que muy idiota. El partido se ve en mi casa. Vosotros traéis las cervezas y las patatas fritas onduladas, que ya sabéis que no me gustan las lisas. Ya pongo yo las palomitas de microondas, de las normales, que no quiero un conflicto diplomático. Y como si que soy una gran anfitriona, llamaré a la pizzería argentina que hay en el barrio para que nos suba unas pizzas.
Aún estoy ojiplática, que aún haya alguien pretenda que después de 8 horas de curro, 1 hora y media de gimnasio y más de1 hora de transporte público me vaya a poner yo en plan marujuna. ¡Venga ya! ¡Iros a cagar! Hemos quedado para ver el fútbol, no para intercambiar secretos de belleza, ¡atajo de muertos de hambre!