-	¿Eres tú?
 -	No se equivoca
 -	¿Entonces, eres yo?
 -	Si, soy yo, pero no soy quien usted cree.
 -	Estoy seguro, soy muy buen fisonomista.
 -	No lo dudo, caballero, pero está vez se equivoca.
 -	No, no, no, estoy seguro, eres tú.
 -	Vale soy yo, si ahora me disculpa, es que tengo mucha prisa, no quiero llegar tarde al trabajo.
 -	Hombre no, no se puede ir usted ahora, al menos déjeme hacerme una foto con usted. Cuando se lo diga a los amigos no se lo van a creer, y no le cuento la parienta.
 -	Mire, señor, ya le he dicho que tengo mucha prisa.
 -	Será un momentín, llevo aquí mismo la cámara, me la regaló mi hijo mayor estas navidades, estos japoneses son la hostia,¿sabe? ¿ha visto me cabe en el bolsillo?
 -	De verdad que tengo mucha prisa
 -	Diga Luísssssssssssssss
 -	Luisssssssssssssssss (clic)
 -	Muchas gracias, de verdad me ha hecho usted el hombre más feliz de la tierra. Lo que voy a fardar con los amigos.
 -	Bueno, pues ha sido un placer, adiós.
 -	Oiga, oiga, espere. 
 -	De verdad, conseguirá que llegué tarde.
 -	Solo una pregunta.
 -	Que sea rápida.
 -	¿Cómo es eso de tener un contrato fijo? ¿están bueno como dicen en las novelas?
 -	Tiene sus días, si me disculpa ahora si que debo marcharme, que tenga un buen día.
 -	Guauuuuu! Cuando le diga  ala parienta que he conocido al tío del contrato fijo, no se lo va a creer, menos mal que tengo la foto para demostrarlo. Estos japoneses son la hostia, ¡y mira! me cabe incluso en la cartera.