Meteoritos, si, si, la palabra de hoy era meteoritos. No sé porqué pero me he pasado todo el día buscando el momento adecuado para soltarla. Está claro, ha llegado las siete de la tarde y que aun no la había usado. Así que aprovechando el cambio de clases, he ido al lavabo y he soltado un meteorito. Vale, que está muy pillado por los pelos. ¿Pero a que todos ustedes me han entendido?.
Mis compañeras también, al menos el bochorno de sus caras, me ha hecho entender que sí.
Mañana utilizará anacardo, pobretas, la que les espera.
Los días pasan, es lo que tienen los días que pasan. Serán pasotas. Pero bueno mi vida está de un aburrido que incluso últimamente miro a los cogollos de lechuga con una cara de envidia, que me delata. Así, que me tengo que inventar, pequeños pasatiempos, para hacer más llevadera la existencia. Uno de ellos, es amargar la vida a un compañero. Que aunque no pertenezca a una minoría, tiene el todo derecho de ser discriminado. También me he propuesto a enseñarle a hablar a la máquina fotocopiadora, la pobre me ha cogido un complejo desde que le han puesto al lado una máquina de fumar. Sobre mi propósito de ejercer la memoria, he de decir que ya la he matriculado en el gimnasio, pero la muy perra solo fue el primer día y el segundo ya no fue porque no recordaba donde había puesto el carnet.
Cuando pueda, haré algo interesante y os lo contaré, mientras tanto les dejo con mi chiste favorito, desde los 3 años que cuento el mismo.
Eran 2 y se cae el del medio.
No me lo tengan en cuenta, crecí con Leticia Sabater.