16 de Marzo 2006
Encuentros en la tercera base
Ayer casi me muero, hubiera estado bien, ahora hubiera dejado un lindo cadáver, los sepultureros habrían agradecido que me hubiera adelgazado los 14 kilos, y a partir de entonces no más dietas, a adelgazar sin esfuerzos, es lo que tienen la descomposición.
Estaba en clase, esperando a que el impresentable del profesor hiciera acto de presencia, cuando sin proponérmelo intercepte una conversación de lo más alucinante. Y eso hace que no tenga que currarme un post hoy, ¡que grande es la vida universitaria!
Dos de mis compañeras, las cuales desgraciadamente no conozco bien, comenzaron a hablar sobre LOS ALIENIGENAS (por favor pronúnciese con voz de telepredicador venezolano). Una de ellas, a la cual la llamare abeja reina le estaba contando a la otra chica a la que llamaré crédula de pote que ella había tenido una experiencia alienígena.
Vale, que cualquiera que haya tratado con la burocracia española puede decir lo mismo, pero no, ella se refería los seres pequeñitos, verdes, con antenas. No la benemérita, no. Se refería a LOS ALIENIGENAS (ya saben cómo tienen que pronunciarlo).
En ese momento mi cuerpo de hundía hacía a tras para intentar captar mejor la conversación, porque prometía, y porque eran y medía y el profesor que no aparecía.
Por lo visto, abeja reina cuando tenía 18 años fue de camping con unos amigos, (traducción: que fue a la hera a hecha un quiqui con el Jonathan Joshua de turno) y estaban ellos haciendo una fogata (traducción: El Jonathan Joshua de turno se llamaba Pol, Pau, Jordi, Arnau, Roger,
eran cumbas, que cunda el pánico), cuando de repente comenzaron a ver unas lucecitas en el firmamento (ella uso la palabra cielo, pero a mi me parece más poético firmamento). Y de repente una especie de nave triangular se posó sobre de ellos (aja! La hemos pillado, todo el mundo sabe que las naves espaciales tienen forma redonda, de platillo volador). Y después ya no recuerda nada, solo que cuando se despertó le dolía todo el cuerpo.
Y en ese mismo momento me ha venido a la cabeza un chiste muy malo de una señora que cuanto más bebía más le dolía el coño (¿se puede decir coño a estas horas? Bah! Es mi blog). Y me he deshinchado cómo un globo, no podía aguantar más la risa. Afortunadamente el profesor impresentable no hizo acto de presencia, porque yo no hubiera aguantado la clase, me estuve riendo hasta las nueve, y claro el derecho Público muy descojonante no es.
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Especial para Eowyn, me van a ganar a mi, con la cantidad de cine-español-basura que me he tragado yo. Por cierto, el errar es de humanos, pero yo soy un vegetal, no contaban con mis astucia.
Comentarios: Encuentros en la tercera base
Estan éstas y las que suelen haber tenido contactos con el mas allá!!!!
A estas últimas me gusta llamarlas débiles mentales, pero a la abeja reina está claro que la drogaron y se la tiró tooodo el equipo de ajedrez de su colegio!!!!!
de que le dolía el cuerpo, sino....
Posteado por goldhands - 16 de Marzo 2006 a las 02:02 PM¡Cojones! ¡Pero cuenta el chiste de la señora!
Que siempre que vengo por aquí me quedo con una intriga...