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24 de Octubre 2006

Los timbres se inventaron para algo

Cuando llegó a casa, él llevaba puesto su traje de director de colegio. Si no fuera que solo se ponía, para lo que se lo ponía, no se hubiera ni inmutado. Pero fue verlo y ponerse pálida. No le dio tiempo ni a reaccionar. Él soltó la típica pollada de película barata “me he enterado que has sido una niña muy mala”. Y le enseñó la fusta, justo cuando la hacía petar contra su mano, aparecieron sus padres de detrás de ella. Fue él entonces quien se puso blanco. Aquel escenario parecía sacado de una mala serie de situación.
Estaba muy guapo, pero ridículo. Claro, no creo que a sus padres les fuera ver a su futuro yerno vestido así, con una fusta en la mano y diciendo gilipolleces vulgares como “ay, niña mala, niña mala”. Creo que, aquella sin duda fue la situación más embarazosa que jamás se había encontrado. La cara de su padre era un poema y su madre lo único que hacía era reírse. Pobre mujer, aquella situación era bastante cómica, al menos, eso le pareció a su madre.
Él fue a cambiarse enseguida, y mientras se cambiaba en la habitación, ella aprovechó para recriminarle, la poca cabeza que tenía. Sabía desde hacía 2 semanas que sus padres vendrían a cenar esa noche. Pero él era un puto desastre, era incapaz de recordar ninguna cita, así que se había pasado las 2 semanas recordándoselo. Y al final, para variar, se le fue de la cabeza.
Ya vestido normal, y totalmente abochornados, cenaron una mierda de ensalada y unos bistecs que habían improvisado en el último momento. Y de postre unos yogurts que tenían en la nevera, que caducaban en 2 días. La cena, la más incomoda y tensa que recuerden, a pesar de eso a su madre y a ella les costaba aguantar la risa. Supongo que a ambas en momentos tensos les daba por reír. Afortunadamente, sus padres tenían médico al día siguiente y se marcharon pronto.
Fue en ese instante que ambos supieron que jamás, jamás, jamás. Le acería bien a su padre, y que jamás, jamás, jamás, su madre podría mirarlo a los ojos sin descojonarse. Ella suspiró, y dijo “podía ser peor, te podían a ver visto disfrazado de Leia”.
Desde aquel día, ella aunque siempre llevara llaves, picaba al timbre cuando iba acompañada .

<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 24 de Octubre 2006 a las 11:03 AM


Comentarios: Los timbres se inventaron para algo

Yo creo que el padre no dijo nada porque seguro que el hace lo mismo con su mujer (o incluso con otra, vaya usted a saber), y la madre se ríe porque se ha acordado cuando se lo hacia su marido (o otro, vaya usted a saber), la hija se reía porque sabia que si lo llegan a pillar con los pantalones bajados si que se hubieran reído todos, y el se siente avergonzado porque nadie se dio cuenta de los zapatos de tacón que se había puesto a juego, que poca sensibilidad.

Posteado por Squall - 24 de Octubre 2006 a las 11:52 AM

Shhhhhhhhhhhhh! Que lo de los zapatos era un secreto. Pero me alegra que usted también se haya fijado, eran divinos ¿verdad?

Posteado por apio, de complementos - 25 de Octubre 2006 a las 11:32 AM

De hecho incluso toca el timbre cuando va sola...tambien :)

Posteado por mOe:) - 25 de Octubre 2006 a las 03:55 PM

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