Día de Ikea, hasta ahora cuando iba al Ikea me llevaba mi Sherpa Francisco. Pero Francisco está de vacaciones en Katmandú y no pudo acompañarme. Así que me aventuré yo solica (vale, mi compañera de piso quiso ver el espectáculo) al Ikea.
Cunado voy con mi Sherpa es distinto, yo le digo quiero tuppers y en menos de un minuto me hallo delante de la mayor variedad de tuppers que pueda imaginar. Pero en mi caso hubo dos problemas ignorar lo que quería e ignorar donde estaba lo que quería. Vaya muy filosófico y tocapelotas todo.
Por la mañana hicimos una incursión de reconocimiento. Probar todas las camas, sofás y sillones es muy duro. Hemos decidido que hay que dar boleto a la mierda sofá que hay. Y por 20 euros al mes podemos tener un sofá chanante y rojo. También hemos descubierto que si es rojo o naranja estamos de acuerdo. Para que me entiendas si alguien ayer por la mañana nos hubiera preguntado ¿quieres la muerte? nosotras hubiéramos preguntado ¿en que colores la tienes?, ¿la tienes en rojo? ¿Cuánto cuesta montarla?
Por la tarde fuy con mis padres o también conocidos como the producers. Y comenzó otro tipo de aventura. Ahora yo hacía el papel de Francisco. Francisco, que sepas que también he hecho los ruiditos esos tan graciosos que haces cuando vamos al ikea y pasamos por las secciones más chanchis. Mi viejo ebanista de formación, no paraba de mirar a todas partes y repetir pero si no vale la pena ni comprar los materiales, ya hechos están más baratos. Así que comenzamos la tarea de me-lo-llevo. Escritorio, estructura de la cama, somier, colchón, funda del colchón, bajeras, almohadas, dos fundas nórdicas, perchas, tuppers, zapatero,
En la sección de colchas pasamos un buen rato. Tratando de convencer a mi madre que el naranja es un color y no una venganza para acabar con sus retinas. Pero al fin logré meter en el cesto la funda verde iguana y naranja mundial del 82.
Y cuando ya habíamos comprado todo, hecho 100 y 1 colas. Tocó enseñarle a mi madre, el gran secreto de Francisco. La fuente inagotable de helado de Ikea. 50 céntimos y sino te comes la galleta helado infinito. Todos contentos. Mi padre por ver tanta madera, mi madre por comer hasta 6 helado por 50 céntimos y yo porqué lo pagaron todo.
PS: ah! Si! se me olvidaba. Se me olvidó comprar el nórdico. Tengo todos sus complementos, menos el nórdico.