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8 de Diciembre 2007

Cuento Navideño. Experimento 2

Cuento Navideño.


Los lugares y personajes son ficticios excepto los ficticios que esos si quieren pueden ser reales.


Había una vez dos singulares personajillos, Mascachicles y Tragaldabas, que vivían en Hospitalet del Llobregat, una vella aldea donde todo era amor y prosperidad. (es un cuento ¡vale!)

Tragaldabas trabajaba a media jornada en un cálido y cordial centro comercial, compaginaba su trabajo de afable dependiente con sus estudios de alquimia industrial (en selectividad piden 7.8 para entrar) .

Mascachicles, dedicaba el día entero al estudio de la Botánica, Ecología y Puentes (en selectividad piden un 7.3).

Mascachicles y Tragaldabas eran amigos inseparables, incluso compartían una pasión, ambos alucinaban alcaparras con los dedales pintados a mano. Si, ellos eran de esos. Locos por los dedales.

Y para que esto sea un cuento de Navidad, les diré que lo que ahora les narraré pasó el…25 de Diciembre (fum fum fum, lo lamento no lo puedo evitar, aunque estamos trabajando en ello).

Mascachicles era un tío muy generosos, sobretodo con el dinero de los demás, y en villa Hospitalet del LLobregat por aquellas épocas se celebraban unas fiestas muy consumistas. La lotería de Navidad y la Lotería del Crío. Es más mucha gente se refería a esas fechas con los nombres de las loterías. -“¿Qué vas hacer por Navidad?” “Supongo que quedaremos en casa de los padres de TAL para ver juntos el sorteo”, “¡Vaya, lo vuestro va en serio!”-. (En castellano “casa” no lleva acento). Así que Mascachicles decidió coger el dinero de la Navidad (perdón, de la Lotería de la Navidad) y gastarlo en dedales. Y para no sentirse tan culpable, por su falta de espíritu ludópata-festivo, compró un dedal a cada uno de sus seres queridos. Sus seres queridos a la hora de abrir el sobre con el regalo (un billete de lotería) y comprobar que solo había un estúpido dedal que algún cursi o vieja rancia había pintarrajeado . Decidieron muy dulcemente darle una somanta palos a Mascachicle, introducirle los dedales por la cavidad rectal y retirarle la palabra “albaricoque” para el resto de sus días.

El 25 de Diciembre Tragaldabas estaba en su sofá todo alcachofado contemplando la repetición de algún que otro especial de “la pedrea y las aproximaciones” cuando harto ya de las voces celestiales e irritantes de los críos, comenzó a abrir los regalos. Y allí estaba entre decenas de billetes de lotería, un auténtico dedal pintado a mano Madagasqueño(es mi cuento y pongo los gentilicios como me viene en gana. Para los de la ESO, gentilicio es un tipo de sustrato químico).
En Madagascar hay muchos lémures, pero dedales, pintados ñoñamente a mano, pocos. Y eso era algo que Tragaldabas y los Magadasqueños sabían muy bien. Pero por lo visto ni el vendedor de la paradita de dedales ni Tragaldabas sabían. Aquel dedal estaba valorado por una fortuna, en todo el mundo solo debían haber unos 2, uno lo tenía el ahora mismo enfundado en su dedo índice y el otro tendría que ser extraído con una colondoescopía. Tragaldabas y Mascachicles habían pasado a ser los dos tipos más ricos de su país. Tan solo, por no seguir la tradición de celebrar el día de la Lotería comprando Lotería, sino gracias al extremo y dulce egoismo de Mascachicles. AQhora eran los más ricos del lugar gracias a que Mascachicles decidió, celebrar las fiestas como a ÉL le gustaba y regalar lo que a ÉL le gustaba, sin importarle un bledo las esperanzas, sueños e ilusiones de sus más allegados. Y claro, también gracias a aquel el tío del puesto de dedales era un auténtico gilipollas.

¿Que nos enseña este cuento navideño a parte que en castellano “casa” no lleva acento?Púes que incluso, hay veces que hasta una colondoescopia puede ser algo dulce.

<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 8 de Diciembre 2007 a las 11:48 AM


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