Y al fin dormí. Si ayer dormí. Que bonito invento ese del dormir. Como lo descubran los japos nos lo revientan.
Ayer fue el día más largo, duro y doloroso de mi vida laboral. Cada movimiento (a una velocidad aceleradamente lenta) iba acompañado de un gemido. Pero no de los gemidos chanchis, no de los gemidos de abuelo artrítico. Mientras en el hilo musical sonaban Chayane, Luís Miguel, Bustamante, no creo que se puedan imaginar hasta que punto fue mi agonía.
Afortunadamente hoy estoy fresca cual cogollo de Tuleda (soy alérgica a las rosas) y he llegado antes a la oficina para manipular el hilo musical y para navegar por el internés. Vuelvo a ser un ente con patas y demás protuberancias (dos protuberancias enormes a la altura del esternón).
Y pensé que de esa no me recuperaba, estoy hecha una fenómena. ¡Yupi por mí!
jaja... lo que me he reido... todos hemos tenido algún día de esos. Escribes muy bien y con mucha gracia. Sigue así. Yo, por mi parte, prometo volver por aquí.
Un saludo
Posteado por eContento - 6 de Febrero 2008 a las 03:28 PM