- ¿A QUE NO HAY HUEVOS?
- Venga, tío, vayámonos, que ya estamos mayorcitos para esto.
- Venga, tío, no me seas gruñón.
- Joder, tío, deja de hacer el puto crío. Y vayámonos ya, que ya no son horas.
- ¡eres un agonías! Tío, tu antes molabas. ¿qué coño te ha pasado?
- Pues mira que me salió pelo en los cojones y desde entonces que según que cosas ya no me hacen gracia.
- No me lo creo.
- No pienso bajarme los pantalones para demostrártelo.
- No seas gilipollas, me refería a que no me creo que no lo encuentres total.
- ¿total? Joder, tío. No, no lo encuentro total, no lo encuentro total para nada, y ahora haz el favor, vayámonos ya, que ya has hecho suficientemente el capullo por hoy.
- Joder, tío, déjame en paz, si no sabes divertirte, déjame a mí solo, y lárgate ya.
- No, le prometí a Susana que te llevaría casa de una pieza. Así que, venga deja esos logaritmos ya y vayámonos.
- De verdad, eres tan soso como tu hermana.
- Y tú eres más crío que tu hijo de 2 años. Mira que pasarte de vueltas con los logaritmos, como si fuera aún un criajo de 17 años. No sé tío, de verdad, deberías de madurar un poco, joder que ya tienes ¡30 tacos!
- Soso