¡Estoy hecha una manitas!
Si señores, estoy tan orgullosa de mi misma. El orgullo de haber hecho algo con tus propias manos y que no sea una trampa mortal. Aunque molaría hacer trampas mortales. ¿Y porque me viene a la cabeza una catapulta estando en pleno siglo XXI?
Me he hecho una bonita cajonera. ¡Tiene cajones la cosa! Lo cierto es que no la necesitaba (les recuerdo que en el fondo soy mujer por lo que puedo comprar cosas sin necesitarlas) pero la idea de hacer una cosa a mi gusto me hacía cosquillicas en la barriga. Bueno creo que lo que me hacía rosquillitas en las barrigas fuero los dos tacos que me metí entre pecho y espalada para comer.
El hecho es que tras pasarme una tarde de domingo atornillando, clavando, desclavando (habían clavos muy retorcidos) cantando, puliendo y maqueando ahora tengo una bonita cajonera.
Me siento más poco femenina pero tan realizada
¡ya esta! La forraré de tela de peluche rosa chicle. Y diré que es un super-joyero. ¡Ahora si que me siento bien! ¿Sabían que bien no lleva acento? Yo también.