Parece que hemos sobrevivido un año más a las bonitas Navidades.
Lo cierto es que las Navidades molaban más cuando era pequeña, pero creo que con el tiempo he aprendido a ver lo que realmente importa de estas fiestas.
¡EL CONSUMISMO DESENFRENADO Y COMPULSIVO!
Y ahora si me disculpan, he de ir para casa de mis padres a pasar el San Esteban ¿pero si ninguno de nosotros se llama Esteban? ¡Y no hay regalos! Bueno, todo sea por ahorrarse el preparar la comida.