- ¿qué tal la vida?
- No me puedo quejar
- Me alegro
- No, tío, en serio. ¡NO me puedo quejar!
Empapada, la lluvia caía sobre ella calando, hasta los huesos. A unos metros una cafetería de pueblo de esas que se describen en los panfletos turísticos como acogedora. Pero ella, inmóvil, contemplaba a la gente como tomaban sus cafés y sus tartas de manzana mientras la lluvia arruinaba su maquillaje.
Unas cuantas horas antes, ella era una contable elegante y satisfecha de si misma. Una mujer que en 3 semanas iba a pasar a estar casada con el amor de su vida. Una buena hija, una buena compañera, una buena amiga...Decente, leal y honesta. Incapaz de hacer daño a una mosca. Y ahora estaba bajo la lluvia intentando limpiar sus pecados. Hace unas horas no tenía pecados que limpiar. Ahora ni con el detergente industrial más potente podría limpiarlos, ni con el cillitbang ese de las narices. Se sorprendió riéndose por ese último pensamiento.
Nunca antes había tenido ese tipo de sentido del humor. Pero tampoco nunca antes había matado a nadie. Las nueve sonaron en el campanario. Muchas cosas habían cambiado en esas cuantas horas.
minirelato?
un campanario? un sito pequeño o una gran catedral? habra que hacer un seguimiento por si la historia tiene miga o nos deja con la mie en la boca..
Posteado por Sainthropee - 24 de Febrero 2009 a las 02:04 AMminirelato?
un campanario? un sito pequeño o una gran catedral? habra que hacer un seguimiento por si la historia tiene miga o nos deja con la mie en la boca..
Posteado por Sainthropee - 24 de Febrero 2009 a las 02:05 AMexperimento, más que minirelato
experimento, más que minirelato
Se nota que la historia la cuenta la protagonista, porque si lo hubiese contado cualquier amiga o enemiga le hubiese dicho de todo menos bonito.
Posteado por Jake - 24 de Febrero 2009 a las 07:22 PM¡Así somos, si señor!
Posteado por apio - 24 de Febrero 2009 a las 11:03 PM