- ¿Me vas a decir quién era esa rubia?
- ¿Quién?
- La rubia con quien estabas hablando ayer a la noche.
- ¡Ah, esa! No lo recuerdo.
Desde el piso de abajo oía a su madre llamarlo para desayunar. Lo que menos le importaba en esos momentos era llegar tarde al instituto. Ya no habría graduación para él. Miró sus trofeos de basket, el póster de esa semi-diosa nórdica encuerada y las fotos de la escapada del pasado verano a Montreal con los colegas .
Tremenda, ¿como se llamaba la prima de Hugh? Lucy, Lindsay, Laura, eso es se llamaba Laura. Nunca antes había estado con una chica mayor, el recuerdo de aquella noche con Laura le hizo sentirse por unos instantes bien. Pero no, no podía volver a tras, no podía coger la mochila, hacer como si nada, sentarse en su pupitre y continuar como si nada. No, no se puede una vez has quitado una vida. Y mucho menos cuando no es tan solo una vida la que has quitado.
Su madre volvió a gritarle desde la cocina "son las ocho, ya llegas tarde, dormilón". ¿Dormilón? Se sentía como si hiciera semanas que no dormía, metió el revolver de nuevo en la mochila y se calzó las deportivas. Aquel iba a ser un día muy muy largo.