El otro día mientras comíamos, salieron bastantes joyas de nuestras bocas. Por supuesto las jugosas me las guardo, ya que llegado el momento pienso lucrarme con ellas.
Pero me hizo gracia una cosa. Según cierto sujeto, cuyo nombre no les ha de interesar, las adicciones son causa de un gen. La gente es más propensa o menos propensa a ser adictos a algo debido a su herencia genética. Es decir que como decía Freaud la culpa de todo es de la madre. No es culpa mía, es culpa de mis genes. Si seguimos así, la genética va a ser lo más parecido a los antiguos dioses.
Como atea recalcitrante y agnóstica en la intimidad reivindico el hecho de que mis debilidades sean cosa mía. Ahora también le deberé eso a mis viejos. ¡Nos ha jodido el cientificucho de mierda!