Hace unos días Jake nos enseñaba que iban a sacar el modelo Mcfly de zapatillas. Y flipe en colores, yo las quería. Soy consumista compulsiva y nací en los ochenta. Claro que aquello me fascinó.
No uso zapatillas de deporte. No soy deportista. Lo más parecido a deporte que hago es el slalom de sobacos en el metro y para eso no es necesario equipación especial. Si algún caso, una buena mascarilla. Pero si yo fuera superhéroe, lo tendría claro, nada de botas de vinilo. Zapatillas de deporte es lo mejor para salir corriendo tras los rufianes y malandrines.
Y por lo visto no soy la única que opina lo mismo. Lo que realmente me ha sorprendido es que sea la pareja más gay de superhéroes los que han preferido la comodidad a la estética.
No puedo parar de pensar que con esas zapatillas quedaría de muerte una gorra de visera y unas cadenacas al rollo rapero del Bronx.
Claro que ya me estoy imaginado a Robin de chapero (solo es una tapadera para atrapar villanos, por supuesto) buscando clientes en las cercanías de las estaciones de metro. Por supuesto las principales marcas de ropa y calzado de deporte los patrocinarían, serían como los ciclistas, ya me imagino al batmobil con pegatinas de redbull...¿saben qué? Mejor será que continúen con las capitas y las botas de vinilo.
No quiero levantarme una mañana, encender la tele, y ver que Batman me dice que me abra una cuenta corriente en tal banco. O a Robin rodeado de jamelgos anunciando natillas. No estamos preparados.
Pero las zapatillas son chulas ¿verdad? Además ya me imagino que decir cuando me pregunten por ellas "Ups, mierda, es que iba con prisas, llamaré a Alfred y le diré que me he dejado los tacones en la batcueva, otra vez".