"Si llama otra vez dile que me he muerto. No, espera, que ese es capaz de coger una ouija para preguntarme en el más allá donde carajo está su contenedor"
Día loco en la oficina. No había jefes. Reuniones, asambleas, vacaciones, enfermedades, mucho morro,... Ningún jefe, mucho trabajo, decisiones que tomar, cagadas que asumir, el cumpleaños de turno que celebrar. ¡Alto, paren máquinas!. Yo no mande a mis naves a luchar contra los elementos.
Después de la calma viene la tormenta o la calma que precede la tempestad. Púes señores, hoy en mi oficina se ha dado el diluvio universal.
Era una mezcla entre camarote de los hermanos Marx, Reservoir Dogs y Chiqui Chiqui Bang Bang. Una mezcla tan mala como la del Fernet con coca-cola. ¡Que narices, tan mala como el Fernet solo!
Y saben que, me ha gustado. No el Fernet con cocacola, que eso no tiene perdón de dios. Me ha gustado el día en el curro. Me gusta el ritmo, me gusta trabajar bajo presión, me gusta poder insultar como un arrabalero, colgar el teléfono con mala hostia y resoplar mientras mascullo en arameo.
Me lo he pasado en grande. Y es que la máquina se ha vuelto a engrasar. Llevamos un par de semanitas de no parar. Eso si, al salir de la oficina, mientras bajábamos para el metro he tenido que decir eso de "otro día más como hoy y no lo cuento". Y los días como hoy están bien, eso si cuando lleve un mes seguido me cagaré en todo lo que se menea y todo lo que se está quieto.