Y el tan anhelado viernes al fin llegó. Los del edificio de enfrente están haciendo su liturgia viernil. Salir a la terraza y hacer el gilipollas coreografiadamente. Grititos, saltos, sonidos guturales y una especie de corro de la patata donde todos juegan al espejo.
Los niños de la escuela se lo pasan en el patio jugando a varios juegos. Como aquel del pañuelo, el balón prisionero, pichi o el típico aquel del túnel de collejas. Angelitos.
Los guiris que dejan las Ramblas para ir a la playa, infestada de más guiris y señoras mayores haciendo top-less.
Y nosotros que trabajamos a medio gas. Si puede esperar al lunes, entonces el Lunes. Y si no, pues ahora mismo, y así nos lo quitamos del medio. Pero con la tranquilidad que mañana será sábado y que no habrá que madrugar ni aguantar los feos jetos de los compañeros del trabajo. Incluido el feo jeto que se refleja en la pantalla de tu pc cuando se apaga.
Porque si, porque los vienes de verano, son más vienes que nunca.