Hace poco que conozco a Lechuga. Lechuga no es el nombre de una mascota. Aunque si oyes hablar a Maite y Andy de él, bien bien te lo podría parecer.
Es un tiarrón de 32 años, de muy buen ver, que se alimenta base de piña en almíbar, cereales y mostaza. Lechuga puede dormir más de 46 horas seguidas sin levantarse ni a mear. ¡Olé su próstata! Es capaz de olvidarse las maletas en el hotel pero se suele meter en la ducha con el móvil.
Es un freak a pesar de no haber visto ni una capitulo de star trek, ni una película del señor de los anillos, Matrix o la guerra de las galaxias, ni haber jugada ni una partida de D&D.
Conocí a Lechuga en una de las infames quedadas con los amigos de Barcelona del British . El British me lo presentó durante una cena como "Éste es Lechuga un amigo de la infancia, no es muy hablador pero es un gran tío".
La primera impresión que tuve fue "maldición, me equivoqué de British". Porque si, Lechuga realmente está bueno. Y sus amigos lo saben, se lo llevan de farra y le pagan las cervezas, porque donde va Lechuga, se triunfa. Y eso tiene mérito, porque por lo general los ingleses no son guapos.
Pero después, cuando lo ves (porque él no habla mucho) un par de veces más, entiendes porque le llaman Lechuga en vez de David. Lechuga no habla, y cuando lo hace, es para negarlo todo.
Andy y él llevan más de 7 años trabajando juntos aquí. Tuvieron suerte, llegaron a Barcelona y entonces nadie hacía lo que ellos hacían. Así que montaron un cutre estudio, y sin esforzarse mucho, fueron prosperando. Pues cuando le pregunté cuanto hacía que estaba aquí. Lechuga se sintió confuso.
Lo vi, lo vimos todos. Parecía un pequeño conejillo atrapado en su madriguera y yo era un pérfido cazador a la espera con una potente escopeta en la salida a la espera de una buena cena. ¿Una pregunta demasiado filosófica, tal vez?, pensé. La volví a replantear, esta vez vocalizando un poco mejor y haciéndola más directa "¿Cuántos años hace que tú y Andy trabajáis en Barcelona, Lechuga?"
Lechuga miró al British (cosa que sigo sin entender) después a su socio Andy, después a Maite, esposa de Andy, y finalmente me volvió a mirar y me dijo. "No sé, creo que un par de años. Pronto montaremos nuestro propio negocio".
Andy enseguida me dijo que llevaban 7 años trabajando junto en Barcelona en su propia empresa. No li di importancia, estaría empanado. Al fin y al cabo, mi inglés no es tan bueno sin alcohol y yo solo llevaba una clara encima.
Pero pasadas unas semanas volvimos a quedar para cenar, y Lechuga estaba allí, con una chica muy guapa. Lo sé porque Andy (sin Maite presente para arrearle una buena hostia) no paraba de repetirlo. Pues cuando Lechuga presentó a Andy como su socio. La chica guapa hizo la misma pregunta que yo. A lo que Lechuga reaccionó de igual manera, con cara de asustado. Pero esta vez la respuesta fue distinta. "Llevo diez u once años en Barcelona. ¿Eh, British? ¿Cuanto llevamos aquí?"
British solo me miró y sonrió. Mientras Andy se apresuraba aclararle a la chica guapa que ya llevaban 7 años en Barcelona. Tanto el British, Maite como Andy tiene cientos de anécdotas de lo más insólitas sobre Lechuga o del padre de Lechuga. Para escribir una novela que dice Maite.
A mi simplemente me acojona. Si me dijeran que en sus ratos libres (que son muchos) se dedica a descuartizar pollos vivos con la boca, me lo creería. Y no porque disfrutara torturando animales. No, simplemente porqué Lechuga está convencido que los pollos se usan así.
¿Y porque les hablo ahora de Lechuga? Porque finalmente pude ver la habitación de Lechuga y confirmó todas mis sospechas. Ese tío está muy mal de la cabeza. No he visto una habitación, más limpia y enfermizamente ordenada que esa. ¡Espeluznante! En ese tío no cuadra nada. Es capaz de poner una sartén en el fuego y no freír nada y dejar que se queme la sartén mientras él está en el sofá sentado sin hacer nada. Ni leer, ni ver la tele, ni escuchar música, ni pelársela como un mono. Lechuga, simple y llanamente, estaba sentado.