Mi compi que en su día estudió psicología nos estaba hablando del subconsciente. Yo solo asentía con la cabeza, como lo hacen los perros en los salpicaderos de los coches de algunos horteras.
Cuando de repente hace un silencio y me mira. Por lo general eso indica que me han hecho una pregunta o que me he vuelto a pintar la cara de rotulador. Ambas cosas muy comunes. Tras mirar mi bonita cara reflejada en una cucharilla de café y asegurarme que mi cara estaba libre de tintas. Intento recordar de que carajos estábamos hablando. ¡Ah si, Subconscientes!.
El subconsciente no existe. Y a continuación solo queda sentarse y contemplar el espectáculo. Porque díganle eso a un graduado en psicología y verán como su cerebro implosiona. Así que durante una buena horita estuvo dándome todo tipo de ejemplos de la existencia del subconsciente ese.
Y cuando al fin acabó de su magistral presentación estaba toda alterada que en vez de haberme dado una explicación parecía que acabara de sobrevivir a un tifón. Y entonces vuelve a hacerse el silencio y vuelve a mirarme fijamente, pero entonces yo ya simplemente digo "ah, tú te referías a ese subconsciente". Y es en ese instante que mi compi cortocircuita. Maldice, porque sé que está maldiciendo porque aunque yo no sepa francés, sé cuando alguien maldice sin importa el idioma en que lo haga. Ese es uno de mis muchos superpoderes. Y cuando ya se ha cansado de refunfuñar, se calla y vuelve a su trabajo. Sí, se pasa un mal rato (sobretodo cuando te explica cosas y tienes que asentir. No debe de ser bueno para las cervicales) pero una vez pasado, el resto del día puedes volver a ser autista.