Estaba reunida el otro día con la Parca por motivos laborales, motivos laborales míos, no de la Parca. Cuando me hizo dar cuenta de lo mal que comemos hoy en día.
Teniendo en cuenta que por su apretada agenda y que yo tengo un horario bastante complicado, nos habíamos visto obligadas a reunirnos en la hora de comer, y que la Parca llevaba un tupper con croquetas y empanadillas y yo llevaba un bocadillo de carne rebozada.
Y me decía que no es que ahora muriera más gente que antes (por lo visto en la edad media y en las guerras mundiales le habían hecho ir de puto culo), no esa no era la razón. Según ella actualmente vivíamos un momento en que se le da más importancia a otras cosas. Durante siglos lo más importante ha sido tener algo que llevarse a la boca, y de repente ha surgido una sociedad en que incluso hay gente que no come o vomita lo que come para conseguir fines mejores que el alimentar el cuerpo.
Y tanto la Parca como yo, nos teníamos que adaptar a los tiempos que corren, y a nuestros respectivos clientes, ella tenía que trabajar incluso en su descanso para el café, porque a un ejecutivo de Boston no le iba bien morirse antes de las 2 porque tenía una reunión con los japoneses, y por lo visto esa reunión tenía una trascendencia crucial, y que su amigo el Destino le había rogado que se lo llevara después de la reunión y no antes.
Así que comimos como pavos, cerramos el trato y nos fuimos a hacer el café cada una con el siguiente cliente.