Nací una fría mañana de abril, era fría si más no porque la comadrona estaba esquiando en Andorra. Después de nacer, pues no hice mucho, comer, dormir, cagarme y mearme y hacer que todos los que estaban a mi alrededor hablaran gilipollas y hicieran el payaso. Al poco tiempo, me convertí en un luchador de sumo en miniatura, después fui una repelente con coletas, par acabar siendo el patito feo de clase. Así que opte, por la única salida. Me convertí en apio. ¡No pegarías a un vegetal?
La infancia a penas la recuerdo, afortunadamente tengo familiares y amigos, que estuvieron allí y me lo recuerdan. Así que puedo decirlo, ya de pequeña era así. O quizás peor, creo que me he resocializado bastante. La terapia de electroshock funcionó, así que deja esos electrodos.
La adolescencia, tampoco la recuerdo, pero eso debe ser por culpas de las drogas o el alcohol, que no recuerdo si tome o no. Pero tras ver algunas fotos de aquella época y hablar con amigos del instituto, no sería tan descabellado pensar que las tomara. Es más, algunos, pondrían la mano en el fuego.
La época adulta, si más no eso pone la constitución, es la que mejor recuerdo sino fuera por esa laguna que abarca todo el 2003. Es la época de la universidad, de los amigos de verdad, de las salidas, de las drogas y del alcohol, estas si que las recuerdo. Es la época de los trastornos psíquicos, de los viajes, de los desengaños y de las nuevas tecnologías.
Y ahora, ahora me encuentro cerrando esta última etapa, y con miedo e ilusión por lo nuevo. Sabiendo que si hay algo malo, lo olvidaré, al fin y al cabo, también olvido lo bueno.
Para eso tiene el blog, para que no tenga recordarlo. Sólo leerlo.
Posteado por Jake - 20 de Enero 2007 a las 04:46 AMEstoy con Jake
Posteado por Cél.. - 20 de Enero 2007 a las 10:49 AM