- habla con ella, dile que no se coma la olla
- Perdona ¿hablas conmigo?
- Sí ¿no es tu amiga?
- Y espero que por muchos años.
- Pues habla con ella, lo está pasando mal.
- Lo sé, ya la escucho.
- ¿Escuchar? Está realmente jodida
- Lo sé, pero no puedo hacer más. Lo estará hasta que se cuenta que no se acaba el mundo.
- ¿y porque no se lo dices?
- No es gilipollas, ya lo sabe.
- ¿entonces?
- No puedo evitarlo.
- ¿cómo que no puede evitarlo? Con dejar de comerse la olla ya está.
- Somos mujeres estamos programadas biológicamente para analizar cualquier detalle hasta al grados absurdos . Comernos la olla es nuestro carburante para existir.
- ¿tú también? Pero si eres lo más
- Cuidadito con lo que me dices ¡que me puedes crear una crisis de ansiedad!
- ¿hablaras con ella?
- Sería peor, se comería la olla por su problema y por lo que yo le dijera.
- No, podéis ser tan gilipuertas
- Nos, apostamos algo
Es verdad, es usted tan mononeuronal.
Posteado por Jake - 2 de Septiembre 2007 a las 03:04 PMAy, tonto! Es que me dice usted unas cosas...