Carnaval, carnaval, carnaval te amo la la la larala la
Un año más nos hemos disfrazado y hemos salido a las calles a hacer el gamberro. Los disfraces dan un poquito de impunidad. Puedes hacer y decir cosas que en otras circunstancias no harías o dirías. Es como una carta blanca al cachondeo.
Este año íbamos de médicos e enfermeras. También habían Ángeles de la muerte, la misma muerte en persona (si, hablaba en mayúsculas y era un tío) y un par de posaderas pendencieras. Nos reímos mucho, los trajes dieron mucho de si. No se pueden llegar a creer cuantos juegos de palabras se pueden dar con la muerte. Por no hablar de cuanta gente en Barcelona tiene lupus.
Por supuesto un par de travelos ligaron con los chicos. Especial mención a un peazo travelo (que si Sergio, que sí, que tenía tiburón) disfrazado de monja que no nos dejó en toda la noche. Bueno no les dejó (a los chicos) en toda la noche. Vale, ayer ligaron más los chicos que las chicas. Pero quien no ve un médico y piensa en hacer un braguetazo ¿eh?
Si, ¡me gusta el carnaval! ¡Me gusta disfrazarme! ¡Me gusta hacer el loco!
¿Que pasa? ¡También me gusta la Navidad!
Iba de enfermera, y si, ya tenía el traje. ¿Qué pasa? No me miren así, eh
¡uy, miren! ¿Ese de ahí no es superman?