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11 de Febrero 2008

Birri vidi vinci

El sábado me llevaron a una degustación de cervezas. Cualquiera que me conozca lo más mínimo sabrá que una no es de cerveza. Cerveza para las nenas a mi me traes un cubata, guapo, y no me seas tacaño con el alcohol.

Lo cierto es que en el último año mi tolerancia a la cebada ha mejorado mucho. Antes era impensable que me bebiera una cerveza, antes la muerte. Pero, lo que ni buenos amigos ni malas influencias habían logrado, un viajecito a Londres lo logró. Comencé a poder beber cervezas sin poner jetos.

A esto debo aclarar que la Guiness no la considero cerveza, más bien un tipo de ambrosia menor, por lo que si hay Guiness, servidora se pide Guiness,

Aclaraciones a parte, estaba el sábado en esa degustación de cervezas del mundo (si, lo sé, tiene nombre de coleccionable de PlanetaAgostiñi) y empecé con la Guiness. No me apetecía nada estar allí y no le iba a seguir el juego a ese proyecto de Daftman. Pero soy débil, y las cervezas estaban a 2 euros, y había comido palomitas en el cine, y tenía sed, y era Joven, y necesitaba el dinero, y no sabía que aquel señor estaba casado, y no sabía que aquella cámara estaba encendida y no sabía que aquel caballo… Así que comencé a probar las cervezas para nenas, ya saben las de gustos afrutados. Una sabía exactamente como el dedo ese de caramelo que venía en una bolsita con pica-pica. La otra sabía extrañamente a sandía. ¿Una cerveza con sabor a sandía? ¡Que aberración! ¡que degenerados! Me bebí dos.

Después vinieron las clásicas que ya me conocían la barbar, pinkus muller, Ruppaner, la franciscana la Pilsen Ulker,…(lo dejo porque el corrector se está volviendo loco) y después volví a la Guiness para acabar con una Pilsen y una de esas con sabor a dedo de caramelo de mi infancia. Por mi parte me gasté 28 euros, recuerdo que las primeras me invitaron, el hecho que para no gustarme la cerveza me puse ayer hasta la trancas.

Y lo mejor es que era domingo supertemprano y estaba despierta con los patines puestos y sin resaca.

Por cierto “30 días de oscuridad” es una película de risa, que no les vendan el cuento que es de miedo, y aparece un contenedor 20 pies. Eso sí, yo me descojoné viva, llegué tarde, hice el gamberro en la sala y hice todo aquello que detesto que se haga en un cine. Pero la peli era una mierda y había pagado (bueno me invitaron) por una hora y media de entretenimiento y ¡coño, si lo iba a tener!

Pido disculpas a la gente que fue a ver “30 días de oscuridad” al cine Maremagnum el sábado por mi comportamiento tan reprochable. Y espero que el director también les pida perdón por haberles engañados como chinos. El actor está bueno y no tiene que pedir perdón, si más no, solo por no haber salido en pelotas en la peli.

<__trans phrase="Posted by"> apio <__trans phrase="at"> 11 de Febrero 2008 a las 09:43 AM


Comentarios: Birri vidi vinci

No es país para viejos tampoco era nada del otro jueves. Espero que la de Tim Burton, que se estrena la semana que viene, sea mejor.

Posteado por Jake - 11 de Febrero 2008 a las 01:00 PM

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