Tengo tanto sueño que hace un segundo he visto como se caían los ojos de las cuencas. Lo siguiente ya no lo he visto, simplemente lo he oído. He oído como caían encima de la mesa. Y en vez de sonar como unas canicas o ir como rebotaban solo he oído un plof, bueno dos plof. Un plof por ojo.
En vez de dejarme llevar un ataque de pánico histérico of Ulhm de escala 7 he tentado con la mano en busca de las dos bolitas, suerte que aún estaban unidas al nervio óptico, las he recogido con sumo cuidado, y las he metido en el vaso de agua que tenía en la mesa. Solo espero que fuera agua. Después me las he vuelto a poner y he seguido contestando emails.