Primero y en nuestra defensa he de decir que habíamos fumado. Y no era tan solo tabaco lo que había allí.
Segundo, también habíamos bebido y mariquita aquel que beba menos de 40º.
Tercero todas mujeres, y algunas con más de dos meses sin catar hombre.
Cuarto, estabamos perras, muy perras, algunas incluso habían empezado a olisquearse la entrepierna.
Quinto, laberinto.
Sexto ya habíamos acabado de rajar sobre el resto de la humanidad y los temas guarros se empezaban a repetir.
Sétimo había dos frikis en la sala, hubo una tirada de dados y los orcos tiraron por el camino equivocado.
Octavo era luna llena, estábamos menstruando, el tinte nos había llegado al cerebro,... Y una de ellas era rubia natural.
Noveno somos de una generación en que antes aprendimos a decir tele que mamá. Y no por eso queremos más a la tele que a nuestras madre. Las queremos igual.
Y Décimo. Aquel era el último capítulo de la temporada. Todas hemos seguido la serie desde el primer capítulo. Los protas están buenísimos. ¡Y que carajos! Tampoco nos caemos también. Somos todas un atajo de arpías.
Así que quedamos, empezamos a beber, a cenar, a fumar, a hablar y cuando llegó la hora en vez de ir cada una para su casa, nos fuimos a casa de B que tiene satélite y vimos el último capítulo. Después hubo un cineforum y todo. Y en algún momento me quedé dormida. Que triste, y lo peor es que me lo pasé genial. Bueno lo peor es que ya había visto es capítulo, pero igualmente me quedé.