- Stue, me alegra tanto que finalmente hayas podido venir conmigo de compras.
- Si, bueno. Los chicos de D&D lo entenderán. Espero
- Sabes, yo llegué aquí hace 5 años, así que sé que es ser el nuevo. Pero ya ves, ahora tengo un montón de amigos.
- Si, bueno. Yo jamás he sido del tipo popular. ¿sabes?
- ¡Aha!
- Ya sabes, los raritos no somos muy populares.
- No hables así, yo no creo que seas rarito. Simplemente tienes otros gustos.
- Sabes, eres muy maja para ser popular.
- Jejeje me lo tomaré como un cumplido.
- Lo siento, estoy nervioso, no sé lo que me digo. Quería decir qué.
- Tranquilo, lo he entendido (lo abraza) todo está bien.
- Eres fantástica.
- Lo sé. Jajaja. Venga mueve el culo (le da una palmada en el trasero), se supone que hemos venido de compras (lo arrastra hasta una tienda). Es genial que vengas conmigo, así podrás cargar con todas las bolsas. (él pone cara de circunstancias)Era broma, solo con la mayoría (y se ríe)
- No me importa, mi madre también me utiliza de portador. Estoy acostumbrado.
- ¿estás muy unido a tu madre?
- No, especialmente ¿por qué?
- No, sé, vosotros soléis estar muy unidos a vuestras madres.
- ¿nosotros? ¡Ah! Te refieres a los raritos ¿no? Si bueno tengo algunos amigos que si, pero bueno mi madre es muy ¿como decirlo?, es muy independiente.
- ¡Vaya! Debe ser duro.
- No ¿por qué?
- Mi madre y yo nos llevamos genial, es como una amiga más ¿sabes? En momentos así, la echo de menos.
- No, sabía que estaba muerta, lo lamento.
- ¿muerta? ¡No, qué va! Vive en Arizona con su tercer, no cuarto marido.
- ¡Ah! ¿te vas a comprar toda esa ropa?
- No, tonto. Primero me la probaré, y solo me compraré la que me quede bien.
- Claro.
- Qué haces ahí parado, tonto, ¡vamos a los probadores!
- ¿a los probadores?
- Si (y lo arrastra hasta ellos) tu vas pasándome la ropa y la que no nos guste la dejamos en el suelo y la que me quede la vas cogiendo ¿ok?
- Ok (casi con un susurro. Ella empieza a quitarse la blusa. Y él baja de repente la mirada al suelo. Se prueba una blusa).
- ¿qué te parece? ¿me queda bien?
- Si, bien.
- Pero sino me miras como sabes que me queda bien (le levanta la barbilla) ¿y? ¿qué tal?
- Bien, estás muy guapa.
- ¡Genial! (se vuelve a quitar la blusa y los pantalones quedándose en sujetador y bragas) ahora pásame el vestido amarillo, el de las florecitas.
- (vuelve a bajar la vista, pero está vez un bulto en su pantalón le delata) ¿el-a-ma-ri-llo?
- Si, ¿qué te pasa? ¿estás tonto? El de las florecillas, el que tienes ahí en la mano de-re-cha. ¡¿TE HAS EMPALMADO?! ¡Oh, dios mío, si te has empalmado! ¿Pero...tú no eras gay?
- ¿Yo? no ¡NO! ¡CALRO QUE NO!
- Pero tu hermano me dijo que
- ¿Qué te dijo mi hermano?
- ¿Entonces, no eres gay?
- No, ¡por supuesto que no!
- Aahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh fuera de aquí, ¡fuera!, ¡fuera! ¡FUERA! (y empieza a golpearlo hasta que lo saca de los probadores. Allí fuera todas las dependientas y compradoras le miran como si fuera un maniaco-sexual. El pobre chico con un bikini en la mano, solo intenta aclararle que es un mal entendido, pero una de las dependientas llama a uno de los de seguridad. Y se lo llevan).
- Está segura señorita que no quiere presentar una denuncia contra ese tipo.
- si, señor, ha sido un mal entendido, lo lamento.
- ¿segura?
- Si, señor.
- Lo siento. ¿quizás exageré un poco?
- ¡Un poco! Todo el mundo me miraba como a un, a un , a un
- ¿violador?
- Si, ¡eso!
- Disculpa, pero pensaba que era gay, y cuando vi que tu, bueno ya sabes, me sentí un poco violada.
- ¿qué? Pero si ni te toqué, pero si fuiste tu la que me arrastraste hasta los probadores, la que me dijiste que te mirara,...
- Vale, vale, pero eso es porque creí que eras...¡voy, voy, voy a matar a tu hermano!
- No, si lo mato yo antes.