- ¡Oh, vaya! chica nueva en la oficina
- No, lavada con Perlan.
- Mierda, apio, me has hecho perder dos euros.
- Eso te pasa por tacaño. Si hubieras apostado 10 euros yo hubiera dicho lo de Farala. Pero por miserable, te jodes.
Si, es previsible que saldré con una tontería monumental, pero lo que ya no es tan previsible es con que tontería saldré. Y hacía tres meses que no soltaba ni una burrada. El horno no estaba para bollos. Pero sinceramente 3 meses, 3 meses son muchos meses de solo soltarle polleces a mi subalterna imaginaria. Y para que engañarnos, mi subalterna es una incompetente integral. Y después de pasarme el día arreglando las mierdas que hace, te quedan muy pocas ganas de comentar el último capítulo de Mario y Alaska.
Así que hoy di por finalizado el periodo de luto. Cuando a las ocho y medía solté la primera pollez pública desde que esto se convirtiera en la antesala de un tanatorio en el velorio de un muerto, pero un muerto de los pobres, que ni siquiera hay intrigas por quedarse con la suculenta herencia...
No hubo confeti, mayorettes ni un payaso y globos. Pero yo tampoco avisé con tiempo ni rellené los pertinentes formularios 300 y 302.